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division politica de america
La aparición del Partido del Pueblo, que en 1892 consiguió mucho más de un millón de votos y 23 votos en el Instituto Electoral, influyó en forma esencial en las interfaces electorales de los demócratas y los republicanos. A pesar de que esa novedosa agrupación no logró mantenerse en el fantasma político estadounidense, consiguió mediante propuestas de corte populista el acompañamiento de una gran cantidad de agricultores que veían sus intereses en compromiso frente al desarrollo de la ola urbana. El segundo sistema de partidos se dio en el contexto de una creciente participación política por la parte de la población. De entrada, las limitaciones a la votación que impedían ejercer el derecho a los que no tenían características fueron suprimidas, se hicieron elecciones internas nacionales para escoger a los aspirantes de presidentes y los escenarios de votación aumentaron sensiblemente (de 26.9% en 1824 a 78.9% en 1848). Esta división se escenificó en el Congreso a través de los bloques federalista y demócrata-republicano. Los primeros, guiados por Hamilton y Adams, estaban en favor de un gobierno central poderoso, apoyaban la relación con Inglaterra y se pronunciaban por una economía que resguardara los intereses de los hombres de negocios estadounidenses.
No obstante la toma de decisiones colectivas estuvo considerablemente más relacionada con la coyuntura que con la necesidad de establecer un aparato institucional estable a nivel regional. No fueron casuales, entonces, las restricciones con las que se topó el multilateralismo en el desarrollo de su aptitud de gestión. Una de las especificaciones de la política sudamericana de los últimos tiempos fué la tensión entre integración y fragmentación.
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En 2006 presionó intensamente tanto a España como a Brasil a fin de que no le vendiesen aeroplanos militares y armas a Venezuela. También les restringió la venta a otros países de la región bajo el argumento de que no cooperaban en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. Esta limitación que trató de imponer USA en América latina sobre la provisión militar le generó a la Casa Blanca un efecto perverso, pues facilitó el ingreso a la zona de Rusia y China como suministradores. Al tiempo le dejó a Francia realizar el viejo sueño de sellar una alianza militar con Brasil. Una alianza principalmente naval y aeronáutica que integró tecnología francesa y también industria militar brasileña, resultando tan ambiciosa que Washington no pudo ocultar su preocupación política.
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Por un lado, la aptitud de contestación de Brasil frente a un actor cuyos objetivos políticos ponían en peligro el status sudamericano que Brasilia estaba construyendo con relación al liderazgo subregional. También es viable analizar la reducción del poder argentino, en relación a la política sudamericana, desde el control estratégico de Estados Unidos sobre el hemisferio. Con el propósito de remarcar ese control, el hegemón dejó de considerar a Argentina como el «país secundario» eficiente para su política de equilibrio del poder en el Cono Sur. Estos proyectos de liderazgo, de naturaleza y propósitos diversos, modificaron la política sudamericana. No fue en oposición abierta y directa a la idea de integración regional, a la inversa, aunque resulte contradictorio y como señalamos más arriba, aquellos liderazgos se impulsaron dentro de los avances que se generaban cerca de esa idea. Fueron proyectos atípicos, tanto desde el punto de vista teorético como de la tradición política de América Latina.
@CamiArtunduaga Estudiar lo de la división política de AMERICA, no solo Latinoamerica. y lo de química que nos toca exponer.
— Daniela (@MissAbulia) January 30, 2012
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Recientemente, México impulsó una idea de integración regional con Chile, Colombia y Perú denominada Coalición del Pacífico, conformando un bloque económico, comercial y de cooperación que representa el 41% del PIB, el 59% del comercio total y el 44% de la atracción de inversión de América latina. Esta iniciativa adquiere gran importancia al constituir la 8ª potencia económica y comercial a nivel global. El impacto popular que tiene educar a los pequeños con la proyección de Mercator es que se les enseña que, en el caso estadounidense, supone que los estadounidenses son más grandes y también importantes al estar en el centro del mapa. Este mapa exagera el poder imperialista a expensas de países desarrollandose y los reduce a la inferioridad, como con África, que aparece de un tamaño afín a Groenlandia, si bien es catorce ocasiones mucho más grande.
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A menudo consideramos como referencia el análisis de Samuel Huntington , que entendía que Argentina se encontraba llamada a cumplir el papel de «potencia regional secundaria» en el esquema estratégico estadounidense, con el objetivo de contrabalancear la creciente influencia brasileira en América del Sur. Por otra parte se deben tomar en consideración las diferencias entre el Conjunto de los 4 (G-4) integrado por Alemania, Brasil, India y El país nipón, y el movimiento Unidos por el Consenso que, entre otros muchos países, agrupa a Argentina, México, Colombia, Italia, España, Corea del Sur y Pakistán. El UC fue desarrollado en 2005 para oponerse a la iniciativa del G-4 de ocupar asientos permanentes en la posible ampliación del Consejo de Seguridad. Según datos de CEPAL-Comtrade, el lugar que fue ocupando China en las exportaciones de los países latinos fue más que importante entre 2000 y 2008. En Brasil, del 12° puesto al 1°; Argentina, del 6° al 2°; Venezuela, del 37° al 3°; Colombia, del 35° al 4°; y México, del 25° al 5°. Las importaciones que vienen de China, en 2008, han ocupado el 2° puesto en Brasil, Chile, Colombia y Perú; y el 3° en Argentina, México, Venezuela y Uruguay.
En esta ocasión con exactamente la misma envergadura de la fuerza naval anclada en el Golfo Pérsico. La integración fue una alternativa política mucho más que interesante, dinamizada, entre otras causas, por dos que consideramos escenciales. Por una parte, para conseguir la unidad regional frente terceros, y por el otro para afrontar la interdependencia asimétrica entre los países latinoamericanos. La primera razón tuvo un rédito moderado si medimos el nivel de integración alcanzado en los últimos tiempos por América Latina respecto a lo que la región logró en la mayoría del pasado siglo. Distinto es el resultado en cuanto a la relación de la integración con el tema de la interdependencia. Ese tratamiento nos permitió desarrollar la tercera cuestión relacionada con el propósito del trabajo.
Los ciudadanos colombianos asistirán a las urnas en el tercer mes del año, en mayo y en el primer mes del verano para elecciones legislativas, para la primera vuelta presidencial y una viable segunda vuelta, respectivamente. Según Fernández y Santana un aspecto que marcará el rumbo de la política colombiana es el desarrollo de paz que fomentó el gobernante Juan Manuel Beatos, un gobierno situado en el centro-derecha y que se ha distanciado del ala extremista de la derecha representada por el exmandatario Álvaro Uribe. Para Oropeza, Trump es causa y no consecuencia de un fenómeno global de desencanto con lo global por parte de las clases medias.
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Esto conduce a hábitos como asociar al hemisferio norte con riqueza y también importancia por el hecho de que está en la cima. La transformación latinoamericana en subregiones hizo que Argentina asumiera una función insospechada para ella, que consistió en resistir el crecimiento del poder brasileiro plasmado en un marco de cooperación y también integración, tanto bilateral como multilateral. Fué a través de la relación bilateral donde Argentina más sintió el gran despliegue brasileño, situación que la puso en otra perspectiva regional y bajo un vínculo regido con parámetros diferentes a los del pasado reciente. Fundamentalmente por el hecho de que poco podía influir en la política sudamericana eclipsada por aquel enorme despliegue.